PROPUESTA PEDAGÓGICA DE INTEGRACIÓN
DE LAS ARTES EXPRESIVAS A LA PRÁCTICA DOCENTE
DE LAS ARTES VISUALES
Es el momento también de presentar mi propuesta y el marco en el que se dará. Luego suenan las campanas Thingshas que invitan amablemente a pasar al espacio imaginal de creación, otra contribución bonita de las AE.
Como en cualquier proceso de aprendizaje, hay un punto de partida y ese siempre está íntimamente ligado a nuestros sentidos y a despertar nuestra emoción, nuestra curiosidad por notar lo que sucede a nuestro alrededor. Nuestro interés por saber algo, nuestras preguntas, divagaciones, exploraciones, intentos, observaciones, cuestionamientos, incertidumbres y certezas, están todas ligadas a nuestro corazón y a nuestro sentir en una primera instancia. Más que a nuestra racionalización, que es necesaria, pero no excluyente; que nos diferencia como especie, pero que no puede sostenerse ni puede ser
Imaginemos la curiosidad y el asombro frente a la sensibilización
“La sorpresa es “no sé qué es”, tiene muchas ventajas, la primera es que para responder a la sorpresa se activa el tálamo, que es el centro de la atención. La sorpresa incrementa la atención. … Sin atención, no hay aprendizaje o es mucho menor. El tálamo, esta estructura del cerebro, no solo forma parte del sistema de atención, sino de un sistema más amplio, es parte del sistema de la motivación. La motivación es crucial en cualquier aprendizaje. … La motivación no es nada más que un aporte extra de energía al cerebro en forma de glucosa, … que permite al cerebro funcionar con mayor eficiencia y durante mucho más tiempo. … Una persona sin motivación está cansada antes de empezar. … De ahí la importancia de la sorpresa, la atención, la motivación. La motivación es placentera, funciona holgadamente, nos genera placer. El cerebro la valora como una recompensa, como algo positivo, algo que da placer.”
David Bueno.
En este otro espacio se inicia la energía y el caos del hacer. Cada niña y cada niño se ubica en un espacio del taller y prepara lo que necesitará para crear. Poco a poco, el trajín va cediendo ante la calma y surge una nueva energía de creación. Mi rol es observar e intervenir en la medida en que se requiera y en la medida en que la disciplina de las artes visuales me lo permita. El acompañamiento ocurre con una mirada atenta, con los sentidos puestos en el proceso, completamente entregada y presente, modelando la experiencia con respeto e interés. Lo fundamental para mí es ver que mis alumnas y alumnos disfruten de la sesión, que sea satisfactoria, que tenga sentido para ellos y que fluya. Ese es un buen indicador de que la propuesta va bien. Pero eso no impide que no haya algunos momentos de frustración. Cuando los hay, son una señal para observar y en algunos casos, actuar desde el acompañar y desde el facilitar el hallazgo conjunto de soluciones. Las niñas y niños son sabios y hay que aprender a confiar en ellos. El estancamiento también puede ser una rica oportunidad de aprendizaje.
El momento de ingresar al espacio transicional, liminal, es un momento especial, diferente. Es mágico ver cómo luego de una motivación y sensibilización, las niñas y niños no necesitan pautas para entrar de lleno y completamente a crear. Es una confianza absoluta en su propio proceso creativo, donde son las maestras y los maestros creadores. Si se les recomienda algo o se intenta hacer un shaping, usualmente la mirada es contundente: “No, ya está”, “así es como quiero que sea”, “así es como debe ser”, “así es como está terminado para mí”. En mi experiencia previa, eso contrasta mucho con lo que alumnos mayores o adultos ya no nos atrevemos a decir. Las niñas y niños con los que trabajo ahora, por lo general saben muy bien lo que necesitan y lo que quieren, y dudan menos. Es fascinante verlos sumergirse en el proceso creativo. Y es especialmente interesante observar cómo niñas y niños que en otros espacios tienen muchas dificultades para escuchar pautas o necesitan estar en movimiento constante, son capaces de estar sentados un tiempo bastante largo creando, transformando cosas, coloreando, pintando, armando, modelando, inventando. Incluso cuando saben que pueden hacer suyo el espacio, se desplazan sólo por un momento e inmediatamente los llama la obra y regresan al hacer. Me impresiona eso, porque usualmente no consiguen hacerlo en otras áreas donde se les pide estar sentados por tiempos más prolongados. Lo que sale luego es maravilloso, muy propio y expresivo, y con un valor estético único. Me gusta mucho observar cómo se involucran absortos y como dueños absolutos de sus procesos creativos, sintiéndose orgullosos de su producción artística, cómo les es muy importante que se conserven sus obras, saber dónde se guardan, dónde van a estar la próxima vez que regresen al taller de arte. Con frecuencia preguntan cuándo se las podrán llevar a casa.
en el tiempo sin la primera, si nuestros sentidos y nuestra emoción no están despiertos y aceptados. Es a partir de esa experiencia holística que podemos proponer una metodología, una forma de ser y estar en el mundo.
La sesión inicia su último momento con un segundo sonido de las campanas Thingshas, que les avisa que tienen un minuto más para terminar. Cuando suenan por tercera vez, se monta en escena el movimiento final, donde los actores en equipos se encargan de volver del caos de la creación, al caos y al orden del cierre. Todos ordenan y limpian juntos. Es la energía de la despedida, hasta el próximo encuentro y un nuevo inicio unos días después, donde usualmente compartimos nuestras experiencias pasadas. Las niñas y niños van aprendiendo que esta rutina donde se encuentran el orden del inicio y el final de la sesión con el caos creativo es fundamental para que se mantenga encendido el fuego creador.
Al comenzar una unidad de aprendizaje con mis alumnas y alumnos, tengo una sensación de cómo se irán ordenando las piezas en el proceso, pero no lo sé todo desde el inicio. Sobre todo, porque cada grupo de niños es único y me propone cosas diferentes. Tengo que estar atenta y flexible para modificar lo que sea que me haya planteado inicialmente, si fuera necesario. Lo que me da placer es el hecho de no saberlo todo, de intuir, de confiar en que puedo esperar, tener paciencia; que si bien hay un objetivo y una trayectoria planeada, parto desde un punto y lo demás se va dando. Suelto el control donde me entrego yo también a la experiencia creativa, a la sorpresa, a lo que se va develando en el proceso, como una artista más. Es usual que en el camino tenga que modificar “el plan” y esto es lo que hace que en esta “profesión” sea un arte también. Comienza también para mí un trabajo de indagación, en el que me entrego a la incertidumbre, juego con el azar y me entrego a la experiencia. Como cuando se modela con el barro, maleable. La forma se va dando en el hacer. Hay que confiar en el proceso.
una niña hace un cometa y corre por el salón haciéndola volar
un niño se hace un disfraz y se lo lleva puesto en la pasarela en la que ha transformado el colegio
un grupo de niños magos decide hacer aviones y hacerlos volar juntos.
Este proceso creador en el ámbito educativo sólo es posible en un medio libre, donde se respetan los procesos individuales y donde se puede generar una confianza total con la maestra, con el espacio de juego y con el grupo. De esa manera, es posible atestiguar y en ocasiones también coparticipar en el proceso de exploración personal y de aprendizaje. Para ello, es fundamental que esto se dé dentro de una relación de cuidado y de respeto que permita facilitar y modelar la experiencia. De esa forma, la entrega será también total. Es ahí donde realmente puede ocurrir la creación y una transformación auténtica. En este medio libre se construye el ritual creador.
Para ello, al facilitar la experiencia, es muy importante dejar que lo que ocurra en ese espacio sea lo que le hable a la niña y al niño como seres creadores. Ellos son los que van a saber comprender y darle sentido a la experiencia y a lo que surgió, cuando sea el momento. Yo me siento como una especie de maestra-chamana que facilita el ingreso de las niñas y niños a ese espacio mágico. Me entusiasma eso. No interpreto lo que sucede. Concilio mi instinto y mi experiencia previa para guiar a mis alumnas y alumnos en su proceso de encuentros con sus imágenes y consigo mismos. El uso creativo de los recursos y los nuevos conocimientos son importantes para que ese guiar sea fecundo y así encontrarle significado a la experiencia, más allá de la obra, más allá del producto final. Confío en el proceso como ellos saben confiar en el suyo.
Desde el rol como maestra, puedo ver que inclusive cuando el currículum guía mi trabajo y principalmente está enfocado en un tipo de aprendizaje por competencias y, por momentos más conceptual y de habilidades que también son importantes, las artes expresivas me permiten darle un significado más profundo y relevante, ya que veo que estos procesos son transformadores en los niños con los que trabajo. Son experiencias empoderadoras que apelan a sus auténticas individualidades y recursos. Son experiencias que les permiten ser y mostrarse como son y encontrarse con sus propios recursos creativos.
Soy consciente y testigo de la preocupación que esta libertad puede generar en maestras y maestros: La presión del currículo, de los resultados, de las expectativas de aprendizaje condicionadas por evaluaciones muchas veces estandarizadas que se contradicen con los nuevos paradigmas de enseñanza. Sin embargo, luego de haber explorado y experimentado con esto durante varios años, sé que es posible y que una experiencia así enriquece inmensamente los procesos de aprendizaje de alumnas y alumnos. No sólo eso, esta metodología integradora de distintos modos de aprender y de vincular las experiencias vitales y únicas de los niños con la realidad en la que viven, les da sentido y despiertan el interés y las ganas de seguir explorando y aprendiendo. Las niñas y niños se dan cuenta que son relevantes para ellos y muestran grandes deseos y entusiasmo por aprender más sobre sí mismos, de sus vínculos interpersonales y de su contacto con el mundo.
LA RELEVANCIA DE LA EXPERIENCIA GRUPAL
Una característica importante dentro de mi propuesta es la experiencia de indagación y de creación grupal. Considero que este ejercicio también enriquece la vivencia de aprendizajes personales y me parece fundamental en la formación básica desde temprano, donde se comparte el proceso de crear y aprender en comunidad. Aquí se toma en cuenta la participación y la responsabilidad grupal, el asombro compartido, la toma de decisiones en conjunto para conseguir un resultado estético determinado y la experiencia necesaria de tener que ponerse de acuerdo con otros. En los dos ejemplos que se muestran en las fotos a continuación, se observan dinámicas de participación colectiva en dos procesos creativos diferentes, en los que se perciben las múltiples formas en la que estas niñas y niños presentan sus propuestas, discuten, unos callan, otros se expresan claramente, unos se comprometen más que otros y los que sí lo hacen generalmente expresan su descontento al quedarse solos frente al reto. Así mismo, cómo unos grupos logran colaborar entusiasmados y de manera más consciente en las exploraciones creativas. Mi rol aquí, aparte de atestiguar estos procesos,que es muy importante, es ayudarles a encontrar sus propias maneras de resolver los conflictos y a canalizar sutilmente las energías para que la creación se llegue a dar.
“Una de las grandes ventajas del trabajo cooperativo es: Tenemos todos un proyecto común y cada uno aporta una parte, diferente, complementaria y ligeramente solapada, con las de los demás, pero diferente. Para que al final, entre todos construyamos este aprendizaje común. El trabajo cooperativo implica que cada alumno prepara su parte, y eso es trabajo individual” BUENO, David
Compartir es nutrirse de las experiencias que aportan otros, es aprender a conectar juntos y a resolver tensiones. Esta podría ser una práctica más constante en todos los procesos de aprendizaje, ya que enseña muchas habilidades que necesitan ser aprendidas desde el hacer. La edad no tiene porque ser un impedimento, todo lo contrario.
explorando y descubriendo en grupo
Como maestra observo con claridad cómo se logra hacer una reflexión grupal de lo ocurrido en la sesión anterior. En el contexto pedagógico, la reflexión más consciente sobre lo que ocurrió se da principalmente al final, sin embargo, el diálogo con el material y con la obra es permanente. El hecho de que las niñas y niñas valoren ese espacio y sientan tanto gusto por hacer arte, demuestra que algo ahí ocurre que es muy potente y relevante para ellos. Se sienten muy empoderados por un lado, ya que lo que ellos producen, crean y expresan ahí, sea esto agradable o no, será acogido con auténtico interés, cuidado y respeto. El proceso en sí tiene valor, tanto para ellos como para mí, y en la mayoría de los casos, también para sus padres que visitan el taller de vez en cuando. Ese empoderamiento es fundamental para seguir desarrollando su identidad y sus recursos creativos. Esa experiencia de valoración es profundamente transformadora.