He creído importante incluir también en esta parte del trabajo, algunas imágenes que las niñas y niños han ido creando en sus casas a partir de retos del curso de arte a distancia durante estas semanas de crisis. A partir de su vivencia de inamovilidad durante la cuarentena, han ido respondiendo a estas dificultades a través de la experiencia creativa. En estos retos no se mencionó el problema, pero surgió de distintas maneras en las imágenes con las que respondieron artísticamente. Conforme avanzaron las semanas, y luego meses, las imágenes que surgen fueron mostrando una mayor capacidad imaginativa, más alejada de la crisis, nuevas posibilidades creativas y grandes recursos de transformación.

El primer reto para los tres grados desde Kindergarten a segundo grado fue crear una primera pieza de arte a partir del juego y la exploración libre con los materiales que tuvieran en casa. Esto, para ir viendo como iba funcionando la nueva herramienta a distancia y proporcionarles un espacio para distender, a través del arte, la tensión generada por la crisis y ver con qué recursos contaban para desarrollar estos proyectos. No hubo un tema ni una forma propuesta para hacerlos, pero algunas respuestas sorprendieron por su necesidad de abordar frontalmente el tema de la cuarentena por la pandemia del coronavirus y por su sensibilidad para transformarla. Este primer momento de indagación es fundamental para construir una metodología. Es necesario partir de una comprensión inicial de los recursos con los que se cuenta y desde ahí construir la propuesta de facilitación.

A las niñas y niños se les propuso darle un título a su obra, compartir lo que les había sorprendido y describir cómo había sido el proceso. Muchos hablaron de los retos que había significado hacer los trabajos desde casa, principalmente por la falta de materiales o de tiempo (al inicio se sintieron desbordados de tareas), cuánto extrañaban volver al colegio, a sus compañeras y compañeros, y a la vez, lo contentos que se sentían muchos de ellos de poder compartir el tiempo de creación con sus familias. Cuando se refirieron a la pandemia y a los peligros de la enfermedad, daban recomendaciones de cómo cuidarse y varios de ellos imaginaron una solución para enfrentarla que iba desde evocar a superhéroes como a ser ellos mismos los que la combatirían.

Todas estas experiencias son para mí profundamente enriquecedoras. Me reafirman la potencia que tienen las AE en la formación y en la construcción de identidad de las niñas y niños con quienes trabajo y en el surgimiento de sus recursos para dialogar con el mundo. Estoy convencida que también serían un aporte para la formación de niñas y niños en contextos diferentes, independientemente de los recursos con lo que se cuente para facilitar experiencias de creación y transformación.