LA ECO POIESIS
MI ENCUENTRO CON LA FIERA
Como con ZEUS, nuestro acompañante de cuatro patas desde hace algunos meses, mueve su cola como mueve nuestra ternura desde el momento en que lo conocimos. Observamos su presencia completa, su ser y estar. Y he notado cómo lleva nuestros afectos a la superficie, con mucha facilidad. Lo amamos intensamente como un miembro muy especial de nuestra familia. Es parte del mundo y de nuestro mundo.
En algún punto de nuestra historia en común, noté asombrada que era la realización de mi lado amoroso y amable, pero también, la de mi lado furioso. Zeus también puede ser fiero y aterrador con las personas que se nos acercan y que siente como una amenaza. De tamaño mediano, su presencia se hace inmensa cuando se le cruza alguien que por alguna razón no le produce confianza. Esto puede aparecer bajo la forma de un hombre desconocido en la calle o alguien de fuera que ingresa a su territorio. Se pone quieto, muy tenso, y se prepara para asaltarlo, ladrarle y en el peor de los casos, morderle.
“Attention to the qualities of things resurrects the old idea of notitia as a primary activity of the soul. Notitia refers to the capacity to form true notions of things from attentive noticing. It is the full acquaintance on which knowledge depends.” HILLMAN, James.
En casa, aprendió pronto que ese nuevo espacio que habitaba era el suyo y que debía protegerlo de invasores, de gente extraña. Algo capta con sus sentidos que lo hace ponerse en alerta roja. Puede pasar de estar relajado y disfrutando de la calma, a estar en un estado expectante y luego de ataque. En segundos, se transforma, se vuelve gigante y a los demás nos produce mucha preocupación y desasosiego.
En los últimos tiempos hemos ido aprendiendo a convivir con sus dos lados, su lado oscuro y su lado luminoso. Luego de observar con atención qué es lo que atiza ese comportamiento feroz, hemos empezado a comprender qué le ocurre y a prevenir desastres. Zeus nos enseña a mirar cuán natural es que un solo ser tenga esas dos facetas, de infinita ternura y a la vez de impulsividad y agresión. Aunque nos hemos dado cuenta que son más de dos facetas. No está sólo el lado tierno y el lado feroz. Está el lado explorador y del disfrute con el que crea nuevos vínculos con otros perros. El lado juguetón le permite transitar entre su ser tierno, amoroso, y su lado feroz, desde el juego y desde su exploración de lo desconocido con personas que no conoce y lo hacen sentir inseguro y vulnerable.
A partir de esta observación atenta, sé que podemos acompañarlo también en su lado sombra, su lado furioso, su lado primitivo, y deja así de ser tan terrible. Es decir, el acompañarlo en lo que le asusta, le permite transformarse. “Tener un perro es como hacer yoga. Hay que estar conscientes”, nos dice José, su paseador. Sabiduría desde su experiencia con los perros. Eso instintivo que tiene Zeus, es lo que tenemos también los humanos y hay formas de lidiar con nuestra fiera interna. En este proceso de encuentro a través del juego, cuidamos tanto al objeto temido, porque también siente miedo, como Zeus. Y así podemos fluir sin miedo y disfrutar de nuestro vínculo con él.
Esta experiencia potentísima de las AE, la Eco-Poiesis, nos permite conectar nuestra alma y con el alma del mundo. Esto ocurre al estar presente en un entorno natural o al tener proximidad con un elemento natural. No hay que forzar la mente racional para este contacto profundo. Solo hay que estar presentes, en el momento, dialogando íntimamente con el espacio donde se está. A veces es difícil esto, pero se puede aprender.
Caminando por el parque de nuestra casa, me detuve a observar los troncos de los árboles. Es fascinante mirarlos. Cada árbol tiene su propio carácter, su esencia única. Así sean dos de la misma especie, cada uno tiene una historia peculiar, conforme dialogue o sea moldeado por su entorno. Cada tronco tiene una textura, un color, un movimiento propio y cada uno cuenta una historia, que puede ser la suya o quizás hasta nos cuente un poquito o mucho de la nuestra. Sólo hay que observar con atención y dejar que nos la cuente. De paso, así, se aprende a amarlos, que es lo más importante.