LA SENSIBILIZACIÓN

La Sensibilización es un recurso primordial en las AE para ingresar y atravesar el puente (muro o coraza), que nos permitirá llegar al espacio donde habita la imaginación, aquel lugar donde se encuentran nuestras imágenes con la posibilidad de hallar nuevas realidades. La sensibilización propicia el tránsito desde la dificultad, aquello que no conocemos o que nos produce dolor, miedo y parálisis, al lado de una verdad esencial que ha permanecido por mucho tiempo inmóvil, disminuida, atrapada, oculta y desatendida. Este recurso puede tener muchas formas, pero pienso que se pueden agrupar en tres grandes categorías emparentadas: la sensibilización a través del movimiento del cuerpo, la sensibilización a través de la exploración sensorial (dentro de la cual se halla la eco-poiesis), y la sensibilización a través del juego.

FORMAS DE SENSIBILIZACIÓN

En cada momento de sensibilización es fundamental el factor sorpresa. El proponer una experiencia al corazón y no a la cabeza con sus reparos, temores, defensas y desconfianza. Como dice Paolo Knill (2005), uno de los padres fundadores de la metodología de la terapia de artes expresivas en los Fundamentos para una Teoría de la Práctica, es que para esto, hay que salir un poco del espacio cómodo y de la rutina. Y esto es clave, porque la mente racional suele ser muy cauta y nos pone frenos, nos limita. La idea puntual al inicio es distanciar a la mente racional que controla el problema y distraerla, para permitirle al alma manifestarse a través de nuestras imágenes desde la profundidad de nuestro Ser. Más adelante, en un siguiente momento, se podrá conectar lo recién descubierto con conocimientos previos y darles un nuevo sentido.

el punto de partida de la luz, es el asombro

La sensibilización respetuosa a través del despertar amable de nuestros sentidos, permeabiliza nuestras duras capas protectoras y sirve como una invitación a ingresar al mundo subterráneo donde habitan nuestras emociones y nuestra memoria ancestral. Y es ahí donde podemos encontrarnos con nuestros misterios. Dentro del mundo de abajo o liminal, se despertarán nuestras imágenes más auténticas, más honestas, hablándonos de nuestra verdades más profundas. Ahí es donde me encontré yo con mi Fiera Amable que concilia mis opuestos, integrándolos. Hay una ruta de ida hacia adentro, hacia el mundo de abajo, y hay luego otra, la del retorno al aquí y el ahora, esta vez sí a través de la reflexión, de la función intelectual de mi mente. Se da así una real integración de los distintos aspectos psíquicos con mi cuerpo. En ese diálogo es donde ocurre una transformación al crearse nuevas conexiones, nuevos tejidos en la red de memorias y la tan ansiada transformación.

Es así como el arte debe ir al centro en cualquier proceso de aprendizaje, porque al sensibilizarnos a través de la experiencia estética, se revitalizan las conexiones psíquicas, conciliamos nuestros opuestos, cualesquiera que estos sean, produciendo una integración relevante y transformaciones profundas. Es por ello que, para aprender aquello que nos es fundamental, es necesario seguir este camino de ida de la mano de la sensibilización para volver a iniciar un nuevo proceso nuevo luego, mejor cimentado.