LA FIERA QUE CONCILIA LOS OPUESTOS
Su presencia, una vez que se hizo visible y clara, fue apareciendo en diversas ocasiones y de diversos modos, siempre sorpresivamente, siempre asombrándome, más allá del soporte del papel donde emergió por primera vez. Dialogando con mi imagen, como solemos hacer en las AE, La Fiera Amable me regaló esta frase: “yo concilio tus opuestos”, sorprendiéndome mucho. Ella respondía una pregunta que había surgido junto a otra imagen en una experiencia poiética anterior: ¿Cómo conciliar los opuestos?.
La Fiera se vive muchas veces como un monstruo cuando no la hemos encontrado en forma de una imagen dentro de nosotras. Puede surgir de improviso, frente a una provocación, como un impulso destructivo que puede llegar a afectarnos y afectar a otras personas. Este encuentro puede resultar siendo una presencia que nos asusta mucho, nos hace dudar, y nos previene de movernos hacia lo que deseamos alcanzar en términos de plenitud. A veces se nos presenta intuitivamente, pero no la llegamos a conocer del todo. Sin embargo, si tenemos la oportunidad de encontrarnos con nuestra fiera (porque tod@s tenemos una) en un espacio y tiempos seguros y de manera consciente, veremos cómo tiene la capacidad de integrar nuestros opuestos creativamente: nuestro lado demasiado obsesivo por ordenar, por ejemplo, o por controlar, enfrentándose furiosamente a nuestro lado caótico. ¿Cómo darles sentido a estos dos aspectos de quienes somos si se presentan desintegrados? ¿Cómo podemos hacer que convivan juntos, amable y armoniosamente, y que nos ayuden más bien a construir, transformar nuestro mundo y ayudar a otros a transformar los suyos?. Este encuentro tiene una gran relevancia para nuestra vida individual, así como para la convivencia colectiva. No hay necesidad de que estos opuestos permanezcan enfrentados, más bien, pueden nutrir nuestra vida y volverla más rica, más dichosa y más plena. Pueden encontrar una forma creativa de convivir y nutrirse mutuamente. Una vida así integrada, es capaz de dar a otros también. Esa es la potencia de la experiencia creativa con las AE, puede ayudarnos a conciliar nuestros opuestos, cualquiera que sea la forma que estos adquieran.
A partir del encuentro con esta imagen, propongo reflexionar en qué medida una experiencia guiada y cuidada de la oscuridad (entendida como la dificultad o como algo esencial que no conocemos) a través de las AE, puede ser un buen camino para descubrir nuestros opuestos y transformarnos en una mejor versión de quienes somos. Es decir, cómo a través de la experiencia poiética y de caos creativo, se inicia un viaje que conecta las distintas esferas de la psiquis en donde el arte invoca a las imágenes facilitando su develamiento. Se da así una mayor integración de los opuestos y la aceptación y la construcción de una identidad más consolidada y fortalecida.
Desde la mirada de la práctica docente, las AE también pueden ser un aporte sustancial a la educación artística, al movilizar su capacidad de imaginar y facilitar oportunidades de descubrimiento y de expresión personal auténticas a través de experiencias que acogen y validan sus imágenes, sean éstas agradables o desagradables, luminosas u oscuras.
Elementos importantes de la metodología de las AE, como lo son la sensibilización, la eco-poiesis y la intermodalidad pueden ser adaptados a la educación artística de los primeros años de la escuela básica, aunque puede ser aplicada a cualquier otro proceso de aprendizaje. La propuesta se ha ido aplicando, evaluando y afinando en los últimos cinco años al acompañar los procesos poiéticos de las niñas y niños entre cinco y ocho años. La idea principal es que al facilitar estos encuentros con la belleza a través de la sensibilización, se genere una movilización interna de las imágenes, propiciando su surgimiento, un encuentro y diálogo que facilitan una transformación personal. Es fundamental apelar a los propios recursos que cada individuo tiene, independientemente de la edad que cada niña o niño tenga, generando un espacio y tiempo respetuosos donde estas imágenes sean recibidas, honradas y aceptadas, y los infantes artistas se sorprendan, descubran la potencialidad de sus propios recursos, se sientan empoderados en su ser creadores, puedan dialogar con sus imágenes, transformando su mundo interior, así como su entorno. Esto les permitirá fortalecer su confianza, desarrollar su iniciativa y autonomía, favoreciendo la construcción de una identidad más sólida.